Los beneficios de la nube son bien conocidos y comprendidos claramente por la mayoría de nuestros clientes. Ellos esperan encontrar ahorros en gastos operativos y al mismo tiempo diferir pagos de capital y licencias.
Actualmente, la facilidad de realizar este sueño de una arquitectura simplificada en un entorno externo varía dependiendo del cliente. Tomemos por ejemplo un gran banco multiterritorial – esa es una organización compleja con un mecanismo de toma de decisiones igualmente complejo.
Para Experian, como proveedor del servicio, trabajar con grandes clientes en importantes proyectos también ofrece desafíos. Se requiere gran ambición, un pensamiento audaz, y profundidad comercial, lo cual es raramente implementado.
Por ello, hemos creado el Grupo de Clientes Estratégicos, para ser capaces de elevar nuestro pensamiento comercial y ofrecer proyectos bancarios más exitosos en los numerosos mercados de EMEA. Estamos a la altura de las demandas de los grupos de adquisición centralizada para nuestros clientes más importantes.
La nube es un foco específico de este nuevo grupo, debido a que los grandes bancos del mundo están centralizando sus opciones de tecnología y plataformas. Ellos buscan simplificar los cambios futuros y volverse más ágiles al momento de desarrollar una estrategia dentro de un entorno de clientes cambiante.
La flexibilidad es clave
La aplicación de nuevas características y mejoras de software a velocidad y escala a través de la nube ocupa casi el primer lugar en la lista de necesidades de cada cliente.
A partir de las conversaciones de los miembros de nuestro Grupo de Clientes Estratégicos en la industria, hemos aprendido que nuestros clientes quieren un socio que piense como ellos. “¿Puedes ofrecer una Plataforma como Servicio en nuestros territorios claves?” es una pregunta que escuchamos frecuentemente y que podemos responder afirmativa y rápidamente.
Pero nuestros socios más grandes esperan mucho más que solo una ‘solución’ y una factura. Ellos esperan orientación sobre cómo y cuándo implementar y sobre la flexibilidad necesaria para proyectos a gran escala.
Las opiniones cambian, los planes son rediseñados y – tal como todos hemos aprendido durante los últimos 18 meses – el entorno en el cual operamos puede revolucionarse.
Nuestra perspectiva es no alentar a las organizaciones a precipitarse a la nube en cada país donde operan. Habrá territorios ya preparados para la nube, y también otros que necesitarán tiempo y flexibilidad para adaptarse. Ambos enfoques pueden ser correctos y generar enorme valor.